EL TATUAJE
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Ayer me desperté con un nuevo tatuaje. Medio aturdida por la mala noche que pase y con la cabeza aun dándome vueltas resultante de una resaca múltiple y variopinta, sentí varias punzadas de dolor, una por cada poro marcado, pero tras unos instantes de estupor en los que no conseguía localizar el tatuaje en ninguna parte de mi piel, descubrí que el tatuaje estaba marcado en ese espacio interno que esta ubicado entre el corazón y el alma, entre los anhelos y los sueños, allí donde uno siempre guarda un pequeño espacio puro de sentimiento. Entonces me di cuenta de que no era un tatuaje de tinta, aun no se lo que dice, solo puedo sentir la carne quemada a fuego lento con hierro.
Ayer me desperté con un nuevo tatuaje. Medio aturdida por la mala noche que pase y con la cabeza aun dándome vueltas resultante de una resaca múltiple y variopinta, sentí varias punzadas de dolor, una por cada poro marcado, pero tras unos instantes de estupor en los que no conseguía localizar el tatuaje en ninguna parte de mi piel, descubrí que el tatuaje estaba marcado en ese espacio interno que esta ubicado entre el corazón y el alma, entre los anhelos y los sueños, allí donde uno siempre guarda un pequeño espacio puro de sentimiento. Entonces me di cuenta de que no era un tatuaje de tinta, aun no se lo que dice, solo puedo sentir la carne quemada a fuego lento con hierro.